Le Corbusier diseñó dos cartas de colores para la empresa de papeles de pared Salubra: la "Clavier de couleurs" de 1931, con 43 colores y la colección de 1959, con 20. No contento con la mera selección de los colores, a partir de su experiencia como arquitecto y pintor, también organizó los tonos en 12 tarjetas de muestra de una manera tal que, mediante el uso de una máscara deslizante, tres o cinco colores podían ser aislados o combinados. Cada tarjeta contiene un esquema de color diferente de manera que, cuando se aplica, crea un efecto espacial particular. Esto se convertiría no sólo en una herramienta útil, sino también en una especie de testamento de la teoría del color purista, una base esencial y un instrumento valioso para todos los que tratan con el color en la teoría o en la práctica.En el primer volumen, Arthur Rüegg, el renombrado experto en Le Corbusier, explora la importancia de las colecciones Salubra para la historia de la arquitectura moderna, y en el epílogo de esta tercera edición, se presentan las conclusiones de investigaciones especializadas de los últimos veinte años. El segundo volumen contiene 13 láminas en color con los 63 colores impresos utilizando el método de serigrafía y pegados a mano, así como 4 máscaras deslizantes separadas en el bolsillo. El volumen tres consta de 63 láminas de muestra de color a página completa, también impresas utilizando el método de serigrafía