Tenía que pasar en Tijuana. Eso pensaron los creadores de Nortec cuando surgió esa idea multifacética, producto de la hibridación cultural. Las mezclas de Electro con música típica del norte fueron el punto de partida para el colectivo, que pegó exitosamente en Estados Unidos, Europa y, por fortuna, también en México. Con muchísima tela de donde cortar, editorial Trilce lanza Paso del Nortec, this is Tijuana!, recorrido interdisciplinario por su breve pero muy intensa historia. Fritz Torres, uno de los principales diseñadores del movimiento y encargado de la edición gráfica del libro, nos cuenta que todo empezó en 1999, con experimentos de sampleos caseros. La fusión de música norteña y corridos con ritmos electrónicos fue la gran innovación que comenzaron a presentar en vivo y con relativo éxito. Luego vinieron diseños para las propas de los raves y las portadas de los discos. También hubo que producir secuencias visuales para proyectarlas durante las presentaciones. Es un libro muy atractivo, y además, muy completo: a quien esté interesado en movimientos sociales y juveniles, o bien en cosas gráficas, le va a dar muchas sorpresas y hasta como referencia le va a servir. Porque más allá del arte, en la propuesta de Nortec subyace la crítica política y social. "En Tijuana, la violencia está en todos lados, por eso la convertimos en un icono más. Así como hay monitos que señalan baño de mujeres' o baño de hombres', podemos decir narcos y matones para acá'. Es jugar con ese icono, ridiculizarlo".