Son muchos los que dicen que Botsuana representa el último bastión de la Vieja África. Y en el corazón de esta tierra árida se encuentra un lugar tan inspirador e incongruente como la cumbre nevada del Kilimanjaro sobre el Ecuador: me refiero al Okavango, uno de los mayores humedales del planeta, cuya sola existencia en pleno desierto tiene mucho de milagrosa. Frans Lanting, 1993 Entre 1988 y 1989, Frans Lanting recorrió los humedales y desiertos del norte de Botsuana, adaptándose a los ritmos del agua y los movimientos de los animales a medida que los capturaba con su cámara. National Geographic le había enviado para llevar a cabo un reportaje, pero regresó con mucho más que una historia para la revista: entre manos llevaba una colección pionera e inigualable de fotografías, retrato de un mundo animal y vegetal que muchos creían ya desaparecido de la faz del planeta. Tal y como decía el propio Lanting: Para tantas y tantas personas que conocen cuál ha sido el destino de otras regiones vírgenes de África y del resto del mundo, la simple idea de que un lugar como Okavango exista todavía es como un sueño . Armado siempre con su Nikon FE2, Lanting pernoctó en los vehículos de la expedición y en tiendas de campaña, se abrió paso por pantanos, siguió a los leones en sus correrías nocturnas y consiguió una cercanía inimaginable con algunas de las criaturas más formidables de nuestro planeta. El libro que publicó algunos años más tarde, Okavango, dejó constancia no solo de la extraordinaria fauna salvaje de la región, sino también del increíble valor del propio Lanting, así como de su talento y su habilidad como fotógrafo. Tras haber publicado numerosas obras de Lanting, entre las que se cuentan Jungles, Eye to Eye y Penguin, TASCHEN recupera ahora este clásico original con una edición actualizada y ampliada de Okavango, mejorada con nuevas reproducciones y docenas de fotografías inéditas, así como con un nuevo prefacio escrito por Lanting.