La nueva obra maestra de Paolo Giordano: una novela sobre lo que nos pasa y no podemos explicarnos. ¿El mejor libro del año? Tasmania, de Paolo Giordano. Corriere della Sera Un libro feroz y, al mismo tiempo, conmovedor. Elena Stancanelli, Tutto Libri (La Stampa) Tasmania habla de nosotros, de nuestras crisis, las que están relacionadas con la crisis más devastadora, la del clima. Daria Bignardi, Vanity Fair Un sugerente diario de viaje en medio del apocalipsis contemporáneo. El narrador lidia con una crisis conyugal y quizá existencial. Nicola Lagioia, Il Venerdì No es solo una novela, porque es demasiado moderna para ser una novela clásica. Es un libro que contiene otros géneros: periodismo, reportaje, ensayo, autoficción, reflexiones sobre una época. El lector no se siente aturdido, sino feliz al ser llevado con ligereza a lo más profundo de sus abismos. Annalena Benini, Il Foglio Muy lúcida y conmovedora. Veronica Raimo, Corriere della Sera Un libro hermoso e importante, quizá la novela definitiva sobre lo que nos pasa y no podemos explicarnos . Nicola H. Cosentino, Corriere della Sera Un retrato honesto, vulnerable, a veces doloroso, de lo que significa ser un ser humano en nuestros días y en nuestra época. Het ParoolEn noviembre de 2015, el narrador, un periodista de formación científica, ha acudido a París para cubrir una cumbre sobre el clima pocos días después de los atentados yihadistas. La crisis que planea en el sombrío ambiente de la ciudad parece un espejo de una crisis más íntima: la que atraviesa la relación que mantiene con su compañera, Lorenza. Y en busca de un sentido a todo lo que está viviendo, a sus miedos y a sus dudas, mientras prepara un libro sobre los efectos radiactivos de la bomba atómica se encuentra con personajes que serán más relevantes de lo que sospecha: un amigo recién separado, un climatólogo experto en nubes, una reportera en zonas de conflicto o un sacerdote que ha encontrado la felicidad donde nunca lo hubiera imaginado. Una de las cosas que casualmente descubrirá es que, en caso de una gran catástrofe mundial, Tasmania es uno de los mejores lugares donde refugiarse. Pero su crisis, decididamente, no es solo suya: es la de todos nosotros, la de nuestra vida y la del planeta.