¿Alguna vez ha imaginado que los cítricos puedan ser cuerpos celestiales, heroica y angelicalmente suspendidos en el firmamento? Puede que no, pero a J. C. Volkamer sí se le ocurrió, y encargó una extravagante y asombrosa serie de grabados a gran escala centrados en limas, limones y naranjas amargas; en estas escenas surrealistas, los frutos aparecen suspendidos en éter, majestuosos, a escala natural, flotando como planetas con un fondo de villas, jardines o paisajes lejanos.Antes de que comenzase su importación desde Italia los árboles cítricos eran casi desconocidos al norte de los Alpes; durante los dos siglos siguientes, los exóticos y fragantes especímenes de estas plantas ganaron en popularidad en los jardines de toda la zona. Un aficionado a la horticultura en particular, el mercader J. C. Volkamer de Núremberg, se entregó en cuerpo y alma a la causa de los cítricos, llegando a hacer traer plantas desde Italia, Alemania, el norte de África e incluso el Cabo de Buena Esperanza a fin de que en su jardín se reuniese la mayor variedad posible de especímenes. Su obsesión llegó a tal punto que encargó a un equipo de artistas y grabadores la creación de 251 planchas de 170 variedades distintas de cítricos con las que ilustrar los dos volúmenes de su tratado sobre los cítricos. El primero de ellos fue publicado en 1708, con un título tan extenso como curioso: Las Hespérides de Núremberg o una descripción minuciosa de los nobles frutos que son el limón, la lima y la naranja amarga; de cómo pueden ser plantados, cultivados, cuidados y atendidos en esta región y otras limítrofes.Son muy pocos los ejemplares coloreados de la obra de Volkamer que se conservan en la actualidad; TASCHEN basa su edición en los dos volúmenes coloreados a mano descubiertos recientemente en los archivos municipales de la ciudad de Fürth (Alemania), en el castillo de Burgfarrnbach. La reimpresión incluye además 56 ilustraciones adicionales recientemente descubiertas, que el autor tenía previ