En Maldicidade, la ciudad nunca duerme. Al amanecer o al anochecer, en Nueva York, La Habana, Savador de Bahía o Tokio, la atmósfera está cargada de anhelos, de aflicción por la soledad y de esperanzas que nunca se hicieron realidad. Hijo de diplomáticos, el artista visual Miguel Rio Branco se inspira en su infancia itinerante para realizar este retrato urbano abrasador que revela la soledad y las luchas cotidianas de los habitantes de las grandes metrópolis de todo el mundo. Las imágenes son técnicamente impecables, pero lo que muestran no siempre es hermoso. Rio Branco no está interesado en documentar los puntos de referencia históricos de las ciudades, en componer un paisaje urbano impresionante o plasmar un ideal. Todo lo contrario: dirige su cámara hacia aquellos que sufren el rechazo y han quedado al margen, que han sido descartados y viven en el desencanto. Ya sea a través de imágenes crudas o serenas, son las personas sin hogar, los mendigos y las prostitutas, así como los perros callejeros, los coches desvencijados y los cristales rotos los motivos de sus impresiones urbanas. Aunque algunos detalles sutiles revelan el lugar concreto en que se tomaron las fotografías, el corazón del proyecto de Rio Branco es la experiencia urbana común. En lugar de abordar el contexto local o proponer una narración explicativa, las imágenes están meticulosamente organizadas en una sola secuencia que hace pensar en una ciudad universal. Por su ritmo y orden de sucesión gráfica, esta colección parece salir de una sala de montaje en la que Rio Branco haya creado evocadores patrones de motivos, como edificios ruinosos, figuras solitarias, coches destartalados; de color, con rojos intensos, rosas polvorientos, blancos y azules claros; y de forma, como la imagen de un sin hogar que duerme en la calle junto a la estatua de un santo extático. Y de principio a fin, a modo de consuelo sensual y esperanzador en medio de la miseria y la suciedad, se presentan esporádicas imágenes de mujeres, desde imponentes retratos a delicados desnudos en primer plano. Tan incisivo en el fondo como lírico en la forma, Maldicidade muestra el ineludible magnetismo de la ciudad así como su inhumanidad y carácter alienante. Descarnada, despojada de cualquier artificio y dolorosamente bella, esta es una colección en la que todos los habitantes de las grandes ciudades encontrarán algo de sí mismos o algo de lo que